lunes, 17 de agosto de 2015

ATEÍSMO Y NEOLIBERALISMO

Historia de Dios
Cuando el Animal Humano, ya consciente de sí mismo como individuo separado  de su Entorno, conoció el fenómeno de la Muerte, concibió el Futuro y experimentó la angustia frente al Misterio Existencial.
Las eventuales y  “obligadas” Respuestas o Explicaciones a este Misterio, históricamente fueron entregadas inicialmente por el Hechicero tribal y, posteriormente, con el avance demográfico y cultural, por ciertos grupos de individuos (en general, bien  “intencionados”) en los que se concentró la escasa información disponible en las comunidades de aquel entonces.
Éstos “construyeron”  y  monopolizaron ciertas respuestas o explicaciones o interpretaciones existenciales de este orden metafísico, respecto al Hombre, al Mundo, a la Realidad,  en función de la historia, cultura, idiosincrasia, etc., de sus Pueblos, dando origen a las diferentes religiones con sus respectivas iglesias, las cuales  así han gobernado (o han manipulado o han abusado ¿?)  a la población  durante toda la Historia de la Humanidad.
                        Estas Respuestas existenciales se incorporan como Creencias en la Siquis humana y desde allí “programan” las respuestas emocionales del individuo a los diferentes estímulos que recibe desde su Entorno, determinando así su conducta:
La principal,  más importante y más influyente idea metafísica ha sido y es la concepción de un Ser Supremo, creador y sustento del Hombre, del Mundo y de la Realidad toda, y garante de un eventual Futuro y de cierta trascendencia  de la actual existencia humana,     tanto personal como social, al que universalmente se le ha llamado DIOS.
También este posible Ser históricamente ha definido el Bien y el Mal, ha mostrado y definido una escala de Valores humanos y ha justificado y sancionado las reglas éticas y morales de toda Sociedad, fundamentales para tener y mantener un mínimo de orden y paz social (incluso para garantizar la supervivencia misma de la Sociedad).
Naturalmente los sacerdotes de las diferentes Iglesias siempre han asegurado, para mantener el poder sobre sus Pueblos, tener una relación directa con Dios y saber lo que Él exige al Hombre.
Toda Civilización tuvo su Iglesia dominante que la configuró, determinó e hizo realidad, pues toda respuesta existencial condiciona fuertemente la acción social de los individuos.
La Civilización Occidental ha sido moldeada por la Religión cristiana donde la Iglesia Católica figura como su mayor y  más fiel exponente.
Sin embargo, sus formulaciones existenciales metafísicas han quedado ancladas en la Edad Media y hoy ya no son válidas ni creíbles para una inmensa mayoría de la población.
Paradoja cultural Científico-Religiosa del Mundo Occidental :
En el s.XV se “creía” que la Tierra plana e inmóvil  era el Centro de un Universo finito, creado por un Dios de una vez y para siempre. Y respecto a Dios se “creía” que éste vivía en un Cielo, pero que tenía un Infierno eterno para quienes no cumplían las leyes que dictaban sus Sacerdotes-Representantes autonominados.
Hoy s.XXI se “cree” que la Tierra es redonda y que gira y se mueve como diminuta partícula espacial en un Universo, nacido desde  un punto primigenio, hoy ilimitado y en expansión ¡¿?!. 
…..¡¡  Y respecto a Dios se piensa aún exactamente lo mismo ¡!!!¿?
Este Dios “cristiano” tradicional con su Infierno Eterno y con sus representantes que sabrían cómo “salvarse”, entendible y aceptable, incluso necesario en el s.XV, ya no es creíble y es inaceptable hoy s.XXI, pues coarta y frena el crecimiento y desarrollo humano-personal del individuo al oprimirlo síquicamente y al negarle el reconocimiento de su responsabilidad personal en la dirección de su propia vida.

El Ateísmo Humanista

Históricamente siempre ha habido individuos que han reconocido la deshumanización implícita en un sometimiento total a los dictados religiosos, que no permiten una libertad síquica que favorezca el crecimiento y desarrollo humano-personal de todo ser humano y  han adoptado un espontáneo y liberador ateísmo.
Ha habido también quienes con espíritu hedonista han negado toda Divinidad para sentirse libres de reglas y normas éticas y morales y del cumplimiento del Deber, etc.  ¿¿
A fines del s.XIX apareció en el mundo Occidental el Marxismo (hoy prácticamente extinto), para luchar contra la deshumanización  a que conducía un poderoso sistema socioeconómico y cultural que aparecía como dominante en aquel entonces (Capitalismo: Hoy Neoliberalismo) basado y sostenido en las Iglesias mal llamadas “cristianas”, hegemónicas y ampliamente dominantes en Occidente.
El marxismo tuvo que centrar su lucha sociopolítica no sólo en el emergente Capitalismo, sino también y principalmente en su sostén ideológico y cultural : Las Iglesias, especialmente las “cristianas”.
Por esta razón el Marxismo entró al campo metafísico propio de las religiones, proponiendo su propia respuesta existencial metafísica  capaz de hacer frente y neutralizar  a la poderosa  metafísica religiosa y restarle adeptos : El Ateísmo.
Negó así la eventual existencia de un Dios, intentando debilitar y socavar, de esta manera,  fuertemente la base del poderío social religioso.
Este Ateísmo fue difundido, enseñado y predicado masivamente, incluso desde el Estado.
El Marxismo por razones políticas hizo del Ateísmo una religión formal, organizada : Definiciones metafísicas con ciertos dogmas asociados, libros “sagrados”, “sacerdotes”, una ética según la cual el Colectivo primaba sobre el Individuo (esto permitió la aparición del Socialismo Real), etc.
 Este valioso y respetable Ateísmo Humanista marxista alcanzado con la Razón desde la Filosofía, buscaba liberar al Hombre y su conciencia para hacerlo crecer humana y personalmente y entregarle la dirección de su propia vida.
Yo comparto absolutamente este noble propósito.
Indudablemente no es tan fácil vivir la exigente Ética que ofrece incluso la vida y que no espera nada a cambio, ni acá ni en un eventual Más Allá, implícita en el noble y desinteresado ateísmo humanista marxista, a pesar de su racionalidad y acción liberadora humana.
Esta Ética excelsa confirma la hipótesis genética de que la Fraternidad y Solidaridad están  insertas en los genes del gregario Animal Humano, hoy bloqueadas por la deshumanizadora cultura neoliberal.
El Marxismo pretendía además dar origen a un nuevo orden políticosocial y económico con el fin de crear una Sociedad mejor.
Del Cristianismo ha emergido el actual  deshumanizador “Capitalismo salvaje” y del Marxismo el Socialismo Real. Tanto Marx como Jesús han sido históricamente traicionados.

El Ateísmo Neoliberal

Este Siglo XXI sorprende a la Civilización Occidental  con el mayor desarrollo y progreso científico-tecnológico de la Historia de la Humanidad y que se acrecienta aceleradamente año tras año.
Sin embargo, en contrapartida a los enormes éxitos logrados por esta Civilización, la calidad de vida humana parece estar empeorando significativamente.
 La razón de esta paradoja está en que si bien la Civilización Occidental ha creado, con el decisivo aporte de la Ciencia, un Sistema SocioEconómicoCultural que ofrece al Ser Humano enormes ventajas materiales, comodidades y seguridades como nunca antes en la Historia, permite y promueve, sin embargo, una brutal deshumanización social y una irresponsable depredación del Planeta que  ha puesto hoy a la Humanidad al borde del desastre socioecológico planetario.
La Humanidad, gracias a la Ciencia, ha alcanzado el poder para destruir no sólo la Vida planetaria, sino también al propio Planeta. Pero también puede convertirlo en el hábitat paradisíaco para la gran familia humana.
Este enorme desarrollo material, científico –tecnológico, oculta el  pobre desarrollo humano, la profunda deshumanización que muestra hoy el Hombre en esta Civilización Occidental.

La causa principal de esta paradoja civilizatoria se encuentra en la gran debilidad actual de la cosmovisión metafísica existencial derivada del llamado Dios “cristiano”  que ya no  resulta  creíble para el Hombre moderno, el cual está abrazando a cambio una cosmovisión tremendamente deshumanizadora, con paradigmas egoístas y depredadores medioambientales, nacida en el sistema sociocultural y económico hoy imperante derivado del Capitalismo y que se ha insertado profundamente en el Inconsciente Colectivo de la Sociedad : El Neoliberalismo.
Para el Neoliberalismo la vida no tiene trascendencia alguna, ni mayor sentido ni significación que alcanzar siempre el máximo beneficio personal “aquí y ahora”, “cueste a quien le cueste” (Al Otro o al Medioambiente). No habría Dios ni  finalidad existencial alguna, ni personal ni planetaria, no hay ningún Futuro; no hay Deber que cumplir ni Trabajo que realizar, ni reglas éticas y morales; sólo cabe la satisfacción personal inmediata, total, a ultranza.
Este Ateísmo hedonista y nihilista, tremendamente destructivo, está hoy, en la práctica, en la base de las creencias existenciales de una gran mayoría social, instalado profundamente en el Inconsciente Colectivo de esta Sociedad la que, actuando en consecuencia, esta  poniendo así en grave peligro su propia existencia.
Este nefasto Ateísmo tiene paradojalmente  su  propio Dios: El Dinero, por el cual el individuo literalmente “vende su Alma al Diablo”.

Un “Dios s.XXI”
Naturalmente no es fácil cumplir el Deber ni trabajar, ni respetar reglas sociales, etc., ante una eventual ausencia de finalidad existencial, de sentido y significación trascendente de la vida, de Futuro.
Tampoco es fácil superar los múltiples desafíos de la existencia y mantener y alimentar un sano, razonable y constructivo optimismo para hacer frente al día de mañana; optimismo tan importante y  necesario, tanto personal como socialmente, frente a las ominosas incertidumbres de todo tipo presentes hoy en día.
Un Optimismo mínimo es fundamental, indispensable, para “construir” cualquier eventual Futuro.
El noble Ateísmo Humanista al negar la eventual finalidad existencial que supone un Dios, al negarlo terminantemente (tal vez innecesariamente)  y sin entregar nada a cambio, le hace el juego al trágico y dañino  ateísmo hedonista y nihilista propio de esta aberrante cultura neoliberal.
Puesto que negar al actual Dios “cristiano” (para liberarse de la hoy inaceptable opresión síquica clerical), el cual nació producto de una síntesis teológica pagana de los sacerdotes romanos para enseñar a sus Pueblos la nueva religión cristiana, haciéndola funcional a su época y cultura, no implica necesariamente negar también toda otra respuesta histórica al Misterio de la existencia o negar de plano toda eventual respuesta o explicación que entregue alguna finalidad existencial posible.
Los gurúes orientales, por ejemplo (y de los  pueblos originarios, en general), concibieron y aceptaron la existencia de un único Ser Superior Absoluto, El Uno, El Todo, el  cual contendría y mantendría en Sí a todo lo existente.
Coincidentalmente la Ciencia s.XXI afirma la indisoluble y total unidad existencial de todo lo viviente en el Planeta….y  aventura esta hipótesis al Universo entero…  (¡¿?!).
Pero a este eventual  Dios,  el UNO-TODO oriental, le era indiferente el Ser Humano, ni siquiera sabría de su existencia; sin embargo, Jesús  creyó en Él ( Era su Padre, siempre presente en todo lugar)  y se atrevió a afirmar que Éste conocía y amaba a cada Hombre.
Tal vez ésta sea la única idea religiosa verdaderamente interesante e importante para el Hombre moderno. Y esta creencia no implica en absoluto que éste acepte que  algún sacerdote deba dirigir su vida, mas  bien lo independiza y fortalece para encontrar una libre y personal relación con alguna eventual Divinidad, …si ésta realmente existiera.
Esta fue la auténtica revolución religiosa cristiana tergiversada histórica y dramáticamente por  los sacerdotes  dominantes en esa época, por razones de gobernabilidad y de tal vez necesaria, incluso inevitable, manipulación social.
La Iglesia hoy, al frenar el libre desarrollo síquico del individuo, le hace el juego a la actual acelerada deshumanización neoliberal.
Un mensaje existencial ateo moderno para ser más proactivo y constructivo, tal vez, no debiera plantearse básicamente solo para liberarse síquicamente de todo tipo de “sacerdote o gurú”, sino que   y fundamentalmente para promover también, al mismo tiempo, la necesidad e importancia de que cada individuo  libre y responsablemente  se plantee su propia hipótesis existencial, su personal respuesta al misterio existencial.
Estas respuestas o explicaciones o interpretaciones, deben contribuir claramente a un mayor desarrollo y crecimiento humano-personal del individuo; debieran favorecer en él actitudes y conductas fraternas y solidarias, más humanizadoras y ecológicas, contrarrestando y oponiéndose con fuerza a la deshumanizadora acción síquica neoliberal.
Pero estas eventuales respuestas deben  resultar creíbles, plausibles, posibles, razonables, para el individuo, a fin de que éste sea capaz de  incorporarlas con cierta facilidad en su Siquis y, al mismo tiempo, contribuir a su crucial e importantísima incorporación al Inconsciente Colectivo para que desde allí puedan entregar sus múltiples beneficios personales y sociales  a toda la Sociedad.
Con los conocimientos actuales, especialmente aquellos entregados por la Ciencia, es posible formularse con honestidad y mucha responsabilidad respuestas o explicaciones existenciales de orden metafísico muy “constructivas”, asertivas, proactivas, que  ayuden a la liberación síquica religiosa y metafísica de todo individuo y a su necesario y siempre urgente crecimiento humano-personal.
Pero sobre todo estas Respuestas pueden ser perfectamente razonables, creíbles, plausibles, para el Hombre Moderno y pueden justificar fácilmente un razonable y sano optimismo.
La Ciencia hoy, con su moderna teoría de la Evolución de la Vida en la Tierra, entrega creíblemente una posible respuesta o explicación al Misterio Existencial Humano global, muy funcional a este s.XXI ; una hipótesis racional y razonable, aceptable, plausible para el Hombre Moderno, que permite eliminar al perverso Dios clásico y a sus representantes, sin negar en absoluto  lo central en toda idea acerca de Dios: Una finalidad, un Futuro, un hermoso sentido o significado existencial para el Hombre, la Humanidad y el Planeta. 
 Esta mirada científica planetaria permite demostrar fácilmente importantísimos valores humano-planetarios y  justificar una ética y moral humanas, social y planetariamente constructivas.
Una adecuada y moderna concepción existencial del Hombre y del Planeta, facilitaría enormemente el luchar contra las anacrónicas Iglesias y contra este Neoliberalismo deshumanizador dominante, para  forjar  una Sociedad más humana, justa fraterna y solidaria.

          Un “Dios” para la  Persona
Esta Respuesta, hipótesis o explicación metafísica personal, este Dios moderno s.XXI, constituiría, en la práctica, una Teoría Existencial Personal, pues   sería una interpretación del Hombre y del Mundo, de la “Realidad”, planteada por el propio individuo con la máxima información global hoy disponible, con entera libertad y sin rigideces ni exigencias dogmáticas o fundamentalistas.
  Y tal como lo hace la Ciencia  con sus teorías, sujeta al cambio frente a nueva información o experiencia.
Obviamente esta teoría metafísica no pretendería ser la “Verdad”, sería sólo una guía vivencial orientadora básica para el  individuo, pero en revisión permanente
Después de todo, ¿ cuál  sería la “Verdad verdadera” ?. En este s.XXI ya no existen las certezas de ningún tipo y  en ningún campo.
Y podría y debería estar orientada a conseguir que en toda interacción del individuo con su Entorno, su respuesta primaria sea promovida desde la emoción del Amor.
                        Se entiende como Amor, en este contexto,  a esa emoción o sentimiento que experimenta el Hombre al sentirse  en íntima, profunda y completa  unión y comunión con todos sus Semejantes, con todo su Entorno, con todo el Planeta y el Universo entero.
                   La manifestación del Amor en su relación humana (fraternidad, solidaridad)  es para todo Individuo el parámetro fundamental indicativo de su crecimiento y desarrollo humanos, del avance en su proceso Humanizador, en su trabajo constante de autoconstrucción personal.
                        Hoy creíblemente la Ciencia permite al Hombre moderno aventurar la hipótesis metafísica de GAIA : El Planeta Tierra es un ser “Vivo”, que crece y se desarrolla a su ritmo y medida y donde el Ser Humano constituye su vanguardia evolutiva.
GAIA es un corolario obvio al fenómeno de la Evolución, pero emocional y comunicacionalmente es una imagen simbólica muchísimo más fuerte.
Incorporar al Inconsciente Colectivo de la actual Sociedad esta  idea metafísica de orden científico como respuesta o explicación existencial moderna, puede ser tremendamente efectivo para desplazar de éste la nefasta cosmovisión neoliberal y promover un profundo cambio cultural hacia conductas sociales verdaderamente humanizadoras y ecológicas, fraternales y solidarias.
Para una efectiva y rápida internalización de GAIA en el Inconsciente Colectivo, se cuenta hoy con amplios conocimientos sicológicos y sociológicos y toda una  moderna y poderosa tecnología y experticia comunicacional.
La idea metafísica religiosa  de Dios que entregó Jesucristo el siglo Primero y la idea metafísica científica de GAIA que entrega la Ciencia este siglo XXI, pueden ser combinadas inteligentemente por el Hombre moderno para construirse una óptima Teoría Existencial Personal que asegure su liberación y crecimiento síquicos para entregar su mayor aporte a la “construcción” de esa Sociedad mejor y le ayude en su lucha permanente e inclaudicable  contra el perverso Neoliberalismo.


                                       Un hombre de la calle

IZQUIERDA - DERECHA

Contrapunto histórico Izquierdas y Derechas


Su Comunidad humana es esencial para el proceso de Humanización del Animal Humano, es decir, para su crecimiento y desarrollo  humanopersonal, pues  sin una profunda y completa interrelación e interacción con Ella, éste no logra su realización humana  para convertirse en Hombre pleno y maduro, capaz de entregar su mayor y mejor aporte a aquélla.
El Animal Humano es, por lo tanto, gregario, genéticamente condicionado hacia la fraternidad y solidaridad.
Ambas virtudes  hoy han sido bloqueadas y pervertidas por el sistema cultural neoliberal dominante en nuestra Sociedad.
Toda Comunidad, desde la horda nómade primitiva hasta el moderno Estado siglo XXI, necesita una organización mínima que evite el caos social y mantenga cierta unidad, condiciones básicas de supervivencia social. Y para ello debe darse algunas reglas y normas  sociales respetadas y acatadas, al menos por una mayoría.
Pero siempre, por razones obvias, pasado cierto tiempo las reglas y preceptos iniciales van quedando obsoletos y la Comunidad requiere de otras reglas y normas de acuerdo al desarrollo y crecimiento alcanzado como organización humana.
Y aparece entonces una tensión social entre los que quieren mantener el actual estatus, pues en él han alcanzado cierto poder y ventajas sociales  [aparece una cierta Inercia Social, comparando con la ley de Inercia en Física, es decir,  cierta resistencia propia de todo Ser ya existente para continuar existiendo,] y aquéllos que se encuentran, en ese orden social existente,  ya establecido, en leve o  franca desventaja y requieren un cambio para alcanzar cierta justicia y avance social.
Esta insoslayable  tensión social  ha sido superada, sublimada, resuelta, en  las diferentes sociedades conforme a sus características sociales históricas-culturales, geográficas, etc.,  para lograr la nueva armonía social mínima, obligada o no, necesaria para la supervivencia de toda la Sociedad.
Antiguamente estos procesos de cambio o evolución social se desarrollaban lentamente durando siglos, incluso milenios, sin generar por  esta razón mayor conflicto o tensión. Hoy, sin embargo, siglo XXI, por el rápido avance demográfico, cultural y científico alcanzado, estos  necesarios cambios sociales requieren mayor celeridad, pues adquieren mayor necesidad y urgencia.
Históricamente la denominación de Derecha-Izquierda para estas inevitables fuerzas sociales siempre en conflicto (permanencia y cambio), se originó  durante la Revolución Francesa cuando los partidarios del Rey y la nobleza (clero incluido) defensores del statu quo social vigente,  ocuparon el costado derecho y sus oponentes,  que buscaban el cambio, el costado izquierdo,  en el salón donde se habían reunido los representantes de la Población en Congreso.
Hoy, en nuestro Chile siglo XXI, la Derecha está constituida por todos aquellos que defienden el actual statu quo social nacido al amparo de una perversa cultura neoliberal-capitalista (fortalecida en Chile por Pinochet),  ampliamente dominante, deshumanizadora y depredadora planetaria, brutalmente egoísta y desintegradora de toda comunidad (Neoliberalismo).
          Y la Izquierda está conformada por aquéllos que advierten la urgente necesidad de cambios sociales, no sólo para cumplir con un mínimo de justicia social y evitar un eventual colapso social  humano-planetario, sino también para asegurar un sólido avance permanente hacia una siempre mayor calidad de vida para la población.

Desde esta perspectiva, para la Derecha conservadora siempre le será más fácil consensuar cierta Unidad ideológica y de acción entre sus miembros para  defender  con fuerza lo vigente que de diversas formas en gran medida la favorece, pues este objetivo es más evidente y material, concreto, real y palpable: Cuidar, mantener lo ya existente.
          En cambio para la Izquierda lograr cierta Unidad mínima en cualquier plano, le es harto más difícil y complejo, pues debe trabajar con abstracciones y proyecciones  de Futuro, proponer cambios frecuentemente bastante desconocidos, en muchos casos francamente dudosos, no siempre posible de definir y, más aún, de comunicarse bien, etc.
Y qué decir del riesgo de proponer y realizar cambios inconvenientes, que a poco andar revelan su ineficacia e inutilidad y, más aún, se revelan como  francos errores que habría que revertir.
Esta eventual Unidad de la Izquierda exige consensuar ciertas interpretaciones existenciales del Hombre y  la Sociedad, ciertas cosmovisiones concretas que puedan ser compartidas por todos aquellos que se declaran izquierdistas: Deben compartir cierta Fe común.
La Fe se entiende en este s.XXI, como una “Apuesta  Existencial” que hace una  Persona respecto a una cierta interpretación de la Realidad, del Mundo, que considerará verdadera,  correcta, o  respecto a la posibilidad de hacerse o no realidad  cierto Futuro imaginado,  supuesto o proyectado y actúa en función de esto.
Hoy se sabe que la  Fe en gran medida permite hacer realidad cierto Futuro esperado : El Hombre crea lo que cree.
Esta eventual Unidad de la Izquierda s.XXI exige también la práctica continua de la Fraternidad y de una gran flexibilidad racional y  emocional, síquica y conceptual, para armonizar correctamente las distintas y  diferentes, pero tan legítimas y eventualmente válidas visiones sociales de cualquier militante izquierdista y “construir” esa indispensable Fe Común,  definitoria última de toda Unidad y que garantizará la acción mancomunada en pos del objetivo que gracias a la Fe estará claramente más definido.
Y hoy s.XXI para lograr esta necesaria Unidad no es posible plantear “atajos”, como el uso de la coacción o la violencia, o el engaño, etc.; sin embargo, se cuenta con una clara mayor cultura, en general, y grandes avances tecnológicos y comunicacionales que bien usados pueden resultar muy significativos y eficaces para favorecer y producir una visión mínimamente compartida, común, acerca de la Realidad social y las formas  para trabajar exitosamente por los cambios sociales.
Durante el siglo XX se reconoció a nivel Mundial como de  Derecha a aquéllos que propiciaban al Capitalismo aparecido durante el siglo XIX (hoy Neoliberalismo) como orden social hegemónico y como de Izquierda a aquéllos que defendían otro orden social antagónico propiciado por el Marxismo y que apareció durante el siglo XX, disputando la hegemonía social capitalista y proponiendo su cambio con una radical alternativa, en principio viable.
Según el análisis sociopolítico-económico marxista el  Capitalismo constituyó una Tesis Social de Derecha, conservadora del orden social existente  en ese entonces, y el Marxismo constituyó  una Antítesis Social de Izquierda, de cambio, surgida inevitablemente, según la mirada  dialéctica hegeliana, como una histórica contraposición a la Derecha, buscando el cambio social revolucionario.
El Marxismo propició un profundo cambio político-social prácticamente en 180°.
El Marxismo logró el dominio ideológico y cultural casi absoluto sobre las diferentes otras Izquierdas de aquel entonces, entendidas como las diversas posturas ideológicas promotoras de eventuales cambios sociales anticapitalistas, no tan drásticos y revolucionarios como los propiciados  por el Marxismo.
 Desde este punto de vista el Marxismo logró con gran éxito la Unidad de la Izquierda Mundial. Tuvo a su favor el poder usar “cierta violencia”, aceptable para el s.XX; inconcebible hoy.
Esta lucha sociopolítica-cultural planetaria culminó con el  claro y absoluto triunfo del Capitalismo, que como Neoliberalismo domina hoy siglo XXI, sin contrapeso alguno a  nivel mundial.
[Desde la Cosmovisión Cristiana surgió el deshumanizador  Neoliberalismo de hoy y desde la Cosmovisión Marxista el Socialismo Real  ya extinto: Tanto Marx como Jesús han sido históricamente “traicionados”]
          Paradojalmente dentro del Imperio Soviético, durante la etapa de su transición social  al Capitalismo - fines del siglo XX - la histórica Izquierda marxista dominante se constituyó en una Derecha social reaccionaria, al defender el socialista status social vigente hasta ese entonces.

Situación actual
  La realidad sociocultural de este siglo XXI exige  un claro reconocimiento de que los cambios sociales deberán realizarse constante y continuamente en  toda Sociedad, la cual debe estar en Evolución social permanente.
  Y hoy en particular, esta lucha entre Izquierda y Derecha adquiere mayor dramatismo y urgencia, pues no sólo está en juego el alcanzar una Sociedad mejor, más justa y equitativa, que garantice una mayor calidad de vida a toda la Población, sino también la existencia misma de la Sociedad.
El Egoísmo Neoliberal y su acción fuertemente deshumanizadora social y depredadora planetaria, está poniendo en grave riesgo a toda la Humanidad.
Esta constatación  exige al militante de Izquierda aceptar una gran responsabilidad y compromiso con este trabajo políticosocial permanente, cada vez más difícil y complejo, y también más urgente y necesario.

Una Izquierda siglo XXI
La Izquierda como histórica impulsora del necesario cambio social en toda Sociedad, tiene hoy una gran e insoslayable responsabilidad, un urgente Deber sociopolítico : Trabajar denodada y comprometidamente por el cambio social antineoliberal.
Pero debe proponer los tan necesarios y urgentes cambios sociales actuales, las diversas formas de avance social que aseguren una mayor calidad de vida futura en nuestra Sociedad, considerando los mayores conocimientos, los medios y recursos de todo tipo que nos brinda hoy este s.XXI.
Una Izquierda s,XXI, es decir, promotora de eventuales cambios sociales en este siglo, debe hacer suya el centenario análisis de Marx durante el s.XIX,  al preconizar la futura lucha políticosocial del s. XX entre la Tesis Capitalista y la Antitesis Marxista.
Según su dialéctica la tesis triunfadora se impondría hegemónicamente durante un tiempo y luego aparecerían fuerzas sociales que tenderían a buscar cierta combinación ecléctica de la Tesis y Antítesis anteriores (ambas contienen ciertamente  elementos convenientes e inconvenientes) para lograr construir una Síntesis un compendio, con lo “mejor” de ambas.
Esto significa que  una izquierda actual no debiera intentar cambios en función de insistir con formas remozadas del marxismo, sino mas bien intentar reconocer los aspectos positivos del capitalismo (que los tendrá, sin duda alguna, por algo venció en su lucha planetaria), para combinarlos con aquellos aspectos positivos del marxismo (que también los tiene, qué duda cabe ¡!), creando  una nueva fórmula sociopolítica con clara mayor posibilidad de triunfo antineoliberal, según Carlos Marx.


                                                          Un hombre de la calle